Agarrada a un hueso,
a un olor que se queda.
Verte desde abajo comprobando
que me sé el final,
que lo estuve redactando contigo.

Pedir una mano
que con dulzura me aparta, porque no,
porque el tiempo se ha deslizado
ya entre nosotros
como lava que avanza caliente,
espesa, imbatible,
con la fuerza
que le da la firmeza de la tierra,
la física y sus leyes.

Sorber un labio, o dos…beber la lágrima.
Supimos de repente que no,
ni el hogar, ni el pan, ni las arrugas,
que no estaríamos para entonces.
Supe que tú también te diste cuenta,
y me regalaste ese abrazo tan tuyo,
compasivo, cómplice.

Lo agradecí como un bálsamo
tantas veces más, amor mío,
como un niño
que busca a su madre
y espera su caricia
sanadora.

Cada vez que vienes a mí
en sueños,
tu mano está ahí
para recordarme la salida posible,
la de la ternura.

Rocío Rosado

Suena de fondo parte de  HOSPITALIDAD, cantada en el concierto que di, junto a Santiago Moreno y Aroa Cala, en la Guarida del Ángel. CANTE Y MILAGRO